miércoles, 9 de mayo de 2018

HOY ALMAGRO DUELE

FOTO: LEI RAJTMAN
Estaba entre los peores pronósticos y sucedió.
La tragedia que se manifestaba posible se produjo.
El amor propio no apareció como estaba previsto.
La derrota en la Final permitía imaginar que rebotaríamos en el fondo y subiríamos con fuerza para reponernos.
No hubo rebote, no hubo fuerza, no hubo nada.
El reencuentro en el 3F no tuvo magia, ni brillo, ni romanticismo, ni mística, ni alegría…
El reencuentro en el 3F tuvo barro, frustración, impotencia, desilusión, tristeza…
Mucha tristeza.
Las caras hablaban por si solas y los silencios aturdían más que los gritos que repudiaban.
Solo un pequeño alivio apareció al sacarnos el estado de tensión y expectativa constante de los últimos 10 días.
El final de una ansiedad tan desmedida que resultaba displacente.
Paradojalmente la idea de que “por fin se había terminado” aparecía tímida y disimulada por debajo de la decepción.
Como una “falsa agonía” que desaparecía para dejar lugar a lo nuevo.
La rápida necesidad de dar vuelta la página y dejar de revolcarnos en el dolor que nos inunda desde que comenzó mayo.
Y los análisis…
¿Es posible evitarlos?
Sabemos que lo que ahora digamos va a estar equivocado.
Estamos escribiendo la historia en este momento y lo emocional nos traiciona.
El tiempo se encargará de hacer Justicia, destacando todas las virtudes de este gran equipo y del buen trabajo de la actual dirigencia por haber logrado  poner al Club Almagro nuevamente como protagonista.
Los sentimientos hoy están mezclados, revolucionados, anárquicos, descontrolados.
Tras la efervecencia retomará nuestra calma y recuperaremos objetividad en los juicios.
Pero para eso falta.
Hoy Almagro duele.


FOTO: LEI RAJTMAN